Color picota, muy intenso, con menisco violáceo, acreditando en copa quieta una enorme gama de matices aromáticos, la buena fruta está presente con generosidad, frutos negros y rojos del bosque muy maduros, al mover copa aparecen no menos exquisitas notas a la rica madera, mucha ebanistería en conjunción con notas a chocolate amargo, balsámicos, regaliz y toffe, tiene un paso por boca explosivo, envolvente, aterciopelado y untoso pero corpulento al mismo tiempo, y a pesar de la acidez, que está presente y resulta patente, no es agresiva su cata, ni molesta la astringencia, dado el perfecto equilibrio y la integración de sus taninos, y el potencial que posee será domado no obstante y en todo caso en dos o tres años, aún le beneficiará más, si cabe, la botella. Un vino puro sin sulfuroso ni aditivos, una gran elaboración difícil de superar a nuestro juicio, la máxima expresión de la variedad nos atrevemos a poner aquí, lo difícil será que se pueda encontrar en el mercado amigos y si se encuentra será un vino caro, creemos que no saldrá por menos de 100 euros, en todo caso, insistimos es un vino excepcional, un bobal de Utiel-Requena hecho para la historia.
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