Encontramos el año pasado por casualidad y a última hora, un pack (billetes de ferry personas + pasaje ferry coche + estancia una semana) muy bien de precio y nos lanzamos a la aventura. Nos gustó tanto que este año repetimos pero ya sin packs, nos buscamos la vida y curiosamente, también a última hora, encontramos una oferta fenomenal mejor incluso que la del año anterior.

Se trata de un pueblecito artificial precioso de aire mediterráneo construido sobre la ladera de una montaña que cae al mar. De este modo todos los apartamentos son panorámicos.

No sé, habrá como 100, de dos alturas, alquilas la parte de abajo con su terracita a pie de calle o la de arriba con terraza modo balcón. Gran armonía cromática en el complejo, con el color terracota en diferentes tonos imperando absolutamente y camuflándose con el entorno natural de rocas rojas (de ahí lo de Calarossa).

Los hay de varios tamaños, son pequeñitos, austeros pero coquetos. Nosotros nos alojamos en uno que era un dormitorio de matrimonio y un salón comedor con dos sillones-cama cómodos para ambos usos. Además de la terraza balcón en la que hay una mesita para cuatro con unas vistas impagables.

Para acceder al complejo, tienes que desviarte de la carretera litoral y bajar 4 km por una pista forestal que conforme va descendiendo, te va metiendo literalmente en el mar... La semana la terminas con el coche rebozado de polvo y con el espíritu lleno de paz. No se puede tener todo en esta vida.

El complejo tiene ya no sé, como 15 o 20 años, lo que se nota en algunas fachadas pero por otro lado lo integra en el entorno, con una maravillosa, crecida y cuidada vegetación propia de la zona le da un aspecto muy natural.

Ya decía que es como un pueblo -con acceso controlado por dos guardias de seguridad- y está pensado para que si no quieres no salgas de ahí en toda la semana, pues tiene de todo: un pequeño supermercado, una cafetería-pub, un restaurante, una pizzería, una heladería, una tienda de souvenirs, una lavandería, un anfiteatro-discoteca al aire libre, dos grandes piscinas y acceso privado a pie por una sendita a una pequeña calita.

Se funciona con una tarjeta-cash propia con la que pagas todo, está prohibido pagar con dinero.

Ideado para vacacionar en familia, disponen de un dinámico equipo de animadores que está constantemente organizando actividades o actuando en espectáculos. Te proponen cosas desde las 10.00 h (aquagym) hasta las 00.00 pasadas (actuaciones, bingo, karaokes)

Algunas casitas están abajo cerca de la playa, otras en el centro cerca de las piscinas y zonas comunes, otras arriba cerca del restaurante y la pizzería, otras más arriba cerca de la nada... Para gustos, colores (y pendientes). Todas tienen sus ventajas y sus inconvenientes.

El entorno exterior es divino, con ese mar abierto, esas rocas rojas, esa ladera que se sumerge en el mar, esa vegetación mediterránea, esos pinos piñoneros...

Nosotros hemos sido dos años muy felices allá, pero no es para todo el mundo: contrasta momentos de paz absoluta con otros de música alta, incomodidad de ir andando 10 minutos a la pequeña playa en parte de piedras, falta de servicio de habitaciones en toda la semana, la pista forestal de 4 km, un baño por apartamento, pequeña nevera, escueto menaje, escaleras por todos lados, todo está en pendiente...

Es para no comer ni cenar -y si me apuras no desayunar- ni un día en el apartamento: es exactamente lo que hicimos nosotros.

P.D.: el precio que pongo es el conseguido con mucha suerte, el normal es casi el doble, yo califico la RCP en función del que pagué.