Avisaré de antemano a quien lea esta crítica, que es fruto de una sola experiencia y de que es probable que sea un poquito mejor que lo que translucen mis palabras, pero yo solo puedo decir lo que viví y que esta fue una de las peores experiencias gastronómicas que he tenido en la vida.
Sábado, Alfaro, todos los restaurantes llenos y unos amigos consiguen reserva en este, que tiene cierto prestigio. Llegamos puntuales (14,30) y vimos que nos habían hecho sitio en una comida de grupo, unas 55 personas comiendo un menú preestablecido.
Viene la camarera (14,40) y nos ofrece un menú de jamón serrano, espárragos y pochas más un segundo por 28 euros (copa incluida. Como nos parece descabellado, pedimos la carta. Afortunadamente pedimos el desproporcionadamente caro menú, ya que si no, ni siquiera habríamos comido, porque nos fuimos a las 16,55, metiéndoles prisa para que nos sacaran lo último. Y eso que era un menú que ya estaba todo cocinado.
Por resumir, diré que sacaron poco y muy mal jamón, cortado ya hace horas a máquina, salado y húmedo.
Espárragos de lata, pero buenos, probablemente de Calahorra. (Lo mejor de la comida).
Pochas. Bien cocidas, pero con cierto gusto a quemadas. Típico sabor de fondo de cazuela quemado.
De segundo pedimos carrilleras y Jarrete de cordero. 4 y 3. Bueno pues comimos todos compartiendo las carrilleras, ya que el otro plato era incomible.
De postre helado.
Es increíble que sigan quedando restaurantes de este pelo, que aprovechen un buen fin de semana para atracar a sus clientes a costa de que no vuelvan, pero hoy en día no debemos soportarlo e internet nos sirve para que cualquiera que se plantee ir y lea esta crítica, se lo piense 2 veces.
Pd.: El Vino. 2 rioja de año malos. el primero peor que el segundo. Campo burgo. pedimos gaseosa para poderlos beber sin que nos salieran ampollas en la boca.