Local en la calle comercial y gastronómica de La Eliana y que dispone de una amplia terraza a la sombra de un enorme árbol, siendo el local interior pequeño y con buen aire acondicionado con mesas de madera de buen tamaño con un mostrador y barra todo seguido escondiendo la cocina que trabaja a buen ritmo. 

Nos colocamos, tras una corta espera, en una mesa y sillas de terraza (de industria cervecera) bajo el enorme árbol al abrigo de cara ancha que ya luce y castiga con ganas recién empezado el verano. El servicio del exterior más voluntarioso que eficiente porque al dar las doce, sólo queda un camarero (eso sí, el mejor) y las mesas siguen todas a tope cuando ya deberían de estar preparando la comida de medio día.

Tras una visual por la barra nos sentamos con la decisión tomada por lo que no preguntamos por opciones. Nos informan que el entero es media barra de cuarto y que el medio es algo más pequeño.

El gasto incluye unos cacaos crudos muy básicos y unas aceitunas, previa reclamación, partidas escasas pero gustosas. Para beber agua sin gas y vino Solar de Zulis tinto con gaseosa que sirven descorchando botella.

Para el esmorzar coincidimos en el fondo pero no en las formas pues pedimos:

. embutido (longaniza, morcilla y chorizo) con alcachofas o col frita: en un caso entre pan y en otro al plato, preparados a la plancha en el primer caso con la col frita y en el segundo con las alcachofas, creo que escalfadas y leve paso por plancha. En ambos casos la compañía aportó a un embutido de buena calidad. 

El pan es de buena calidad cocción ajustada pero crujiente por fuera y con la miga justa. Terminamos con café y cremaet que resultaron estar en alto nivel.