Familia en crecimiento

La familia de El Gordo y El Flaco sigue creciendo en todos los frentes (hamburgueserías, pizzerías, pequeños locales en la ciudad y fuera..) y ahora llega probablemente el buque insignia. Este local es el más grande y el más elegante con situación estratégica frente al Palacio de Congresos (cruzar la rotonda) y en una amplia avenida que cada vez tiene más locales de restauración.

Es un local luminoso, muy amplio, con varios comedores, algunos semiprivados, con una moderna decoración con madera y grises y blancos que aportan calidez. Mesas amplias bien vestidas, buena separación de ambientes, buenas copas vajilla y cubertería. El servicio es rápido y eficaz con una salida de platos desde cocina a buen ritmo sobre todo para un amplio local con muchos comensales.

La carta de vinos es muy amplia y variada con precios elevados pero con amplio abanico de opciones en todos los apartados. Elegimos como único vino Pago de los Capellanes tinto 2021 (37.50€) x 2 botellas (nos perdimos la recomendación de la casa de ir al magnum pensando que no llegaríamos a las dos botellas), ya que previamente estuvimos con vermuts Petroni blanco x 2, Yzaguirre rojo y Petroni rojo que se alargaron durante la comida junto a 2 cervezas de presión Heineken y una de agua sin gas de Solan de Cabres.

La carta de comidas es amplia y variada; en nuestro caso teníamos el encargo de los arroces y había que elegir solo los entrantes y postres. En total, pan aparte, tomamos para los seis comensales:

. pan y AOVE: ambos de buena calidad

. aperitivo de la casa: por cortesía, una versión de ajoblanco bien elaborado y gustoso sin exceso de pepino.

. sepia con mayonesa x 2: un clásico de los orígenes de la empresa en Bétera y que recordábamos con cariño; se remata con una especie de pan/galleta con el logo del local. Muy bien como siempre.

. montanitos de matrimonio sobre pisto: un excelente montadito con una muy buena anchoa de buen tamaño y boquerón sobre una base de pisto. Imprescindible y de lo mejor de la comida.

. croquetas de galera y nécora x 6: muy buenas de sabor, crujientes por fuera y melosas en su interior. Muy bien.

. arroz de sepia sucia x 3: la sepia sucia fue un icono en Bétera cuando el local estaba a cargo del padre de los hermanos (el gordo y el flaco) y solo ha hecho falta un buen fumet y el arroz y buenas gambas para conseguir un plato que habrá que probar sí o sí. Buen punto del arroz, buen fondo y buenos tropezones. Salimos a media ración.

. paella x 3: muy buen punto del arroz, buen fondo y media ración de tamaño correcto que compartimos. Muy bien.

Solo señalar que costó más de 4 y más de 5 peticiones de que los arroces se sirvieran en platos separados para que no se mezclaran los contenidos; algo inexplicable en la insistencia necesaria.

. sorbete cítrico x 2: uno al cava y otro al vodka sobre una misma base y que gustaron.

. torrija caramelizada con crema de plátano: postre compartido y referido como notable alto.

. arroz con leche: preciosa presentación para un contenido muy regular ya que estaba excesivamente lácteo. No repetiré. Acompañó al postre un vino dulce: Chivite de vendimia tardía, que fue lo mejor del apartado dulce; recomendable a pesar de que sirvieron media copa de una botella y la rellenaron de otra botella; ésto junto que el vino ni se dió a catar ni se rellenaron copas más allá del primer servicio tras el descorche de la segunda botella, eso sí mezclando en las copas los restos de la anterior botella, hacen que, a pesar de una excelente carta de vinos, el servicio en sala no esté a la altura, como no lo estuvo en la discusión por el emplatado de los arroces en platos diferentes creando mucha e innecesaria tensión (total significaba que el lavavajillas tuviera 6 platos más).

Unos cafés y cremaet más que correctos alargaron la sobremesa del grupo de amigos de la infancia y devotos de un "arrocito" de vez en cuando,