Añada tras añda este vino sigue convenciendo por su calidad, su extraordinario precio y esa exultante juventud que eleva la Cencibel a un placer digno de disfrutarse. A la vista sus tonos azulados y violáceos denotan su vibrante juventud, con una nariz franca, limpia y varietal con fruta roja, notas de chucherías y regaliz con un paso por boca sápido, fresco, suave y con una refrescante acidez. Buen vino con cierta versatilidad en sus maridajes como ya se ha comentado, válido para un caluroso día de verano o para un potaje invernal .

Parece que en toda esta zona manchega, en la que también incluyo la Ribera del Júcar, se ha abandonado el sinónimo cencibel. Lo que no se abandona es el estilo puro y duro de tinto joven de esta maravillosa variedad, donde aquí, alcanza una expresión fantástica.

Atractivo color de juventud, cereza brillante de borde violáceo, fluido.

Fruta roja y negra entera pero en su momento de madurez, jugosa, golosa... realmente como toca (frambuesas y higos), que casi dejan tapadas las notas de tierra que habitualmente se dan de una manera fija, con un alcohol envuelto de frescura.

En boca entra rápido y directo, hablamos de un joven, impetuoso y fresco, con una acidez buena y una fruta golosa que podría tener más peso, deja un fondo ligeramente especiado y dulce a la vez, fresco conjunto.

No entiendo como hay gente a la que el joven no le entra. Un vino así va desde la seriedad de un plato de cuchara suave como un potaje de espinacas, a la festividad de una buena barbacoa, quedando entre medias otros muchos platos.

Aún lo he comprado más barato que el 2008, 2 €.

Rojo picota de capa media con ribete violaceo-azulado y lágrima tintada. Aspecto limpio y brillante.

Nariz media de frutos rojos y negros muy maduros y golosos, apoyados en notas de pimienta molida y ligeros tonos de cuero nuevo con apuntes de avellana tostada. Fondo de romero y tierra.

En boca es muy sabroso, frutal y fresco, con recuerdos de ciruelas rojas y negras, fresas y moras, toques de pegadolsa roja, tonos lacteos y atisbos de moka y hierbas aromáticas. Su recorrido es fresco, intenso y muy goloso, con taninos vivos pero dulces y acidez al punto. Final afrutado y envolvente, de postgusto medio.