Vista: De color rojo picota, con ribete granate, limpio, brillante, de capa muy alta y lágrima densa con mucho arrastre de color.
Nariz: Al principio algo reducida pero franca. De media intensidad, fruta negra, con notas de guindas en licor, tonos herbáceos, pimienta, balsámicos, tostados y ligeros apuntes minerales.
Boca: Tiene buena entrada, bien estructurado, amplio, cálido, de gran carga tánica, estupenda acidez, seco, tostado y con un final de persistencia media y con reminiscencias amargosas y vegetales.
Es un vino peculiar, un Petit Verdot manchego que se presta a la controversia y al debate por su singularidad y que en la cata realizada en la UEC, monográfic de los Grandes Pagos de España, generó opiniones muy diversas. La mía es que la bodega está en una buena línea y que seguramente probaremos elaboraciones de mayor clase. Es, sin duda, un vino para consumidores avezados y que disfrutan con vinos singulares.
Su precio ronda los 15 euros.

Picota de capa alta con ribete granatoso.
Nariz con aromas inicialmente algo reducidos, establo, caballeriza, que van cediendo ante los lácteos, el alcohol de farmacia, la fruta roja y unos herbáceos muy frescos.
En boca tiene un tanino presente, falto de integrar pero con buena formas y estructura. Buena acidez, cierta amargosidad final y un punto de más de madera en boca para mi gusto, aunque sin lugar a dudas este vino está falto de crianza en botella.