Un vino increible, que conserva un gran nivel, ya en su color amarillo cargado y muy bonito que no muestra los veintitrés años de este vino. Cuando se lleva el vaso a la nariz los aromas, pocos intensos, secundarios y terciarios son muy embriagantes. Me gustó especialmente su mineralidad y los aromas terciarios de la oxidación y el envejecimiento. En boca es donde el vino muestra todo su esplendor. Me ha sorprendido un vino seco, con una acidez no muy alta, pero lo que más me gustó fue su untuosidad, su mineralidad y su alto nivel. Un final largo, que muestra un vino de antología. Muy rico
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