Vino color ciruela clarito tirando a marrón con destellos en su ribete, poco cubierto, limpio, brillante y lágrima fina.

En nariz con intensidad media, notas de flor roja marchita, especias dulces, fruta pasificada y evolución a notas  trufadas. Poco más tiene que decir este anciano que pese a su edad nos sigue mostrando que las cosas antaño se hacían pero que muy bien, persistente.

El paso por boca, suave, cálido, acidez justa, equilibrado, leves  notas de fruta pasificada, fruta y madera húmeda, en boca se acentúa más la trufa que en nariz, con un tanino goloso y muy pulido.

Retronasal, floral.

Postgusto, medio y bueno.

Poco me esperaba de este vino embotellado en los años 40, que empezó dormido y antes de terminar su vida nos ha dado muestras de la gran calidad que atesoran y atesoraban los vinos de antaño.

 

Recomendado por 2 usuarios

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar