Respecto a la última cata ha evolucionado y mucho. Encuentro un sentido muy marítimo a este vino, que me recuerda a las algas y a los percebes, recuerda mar.. En boca no pierde capacidad frutal, graso, envuelve, largo, pero....

Este vino llega con expectativas altas, y vaya por delante que no las defrauda. Si hablara diría, ¿Qué acaso dudabas?. Servido a la temperatura recomendada de 10 grados, con aspecto brillante, con un color amarillo pajizo. Tiene una nariz atractiva e intensa, se adivina su complejidad y elegancia. Aromas a flores blancas y un toque de frutos secos. En boca engancha por su frescura, una acidez con la que este vino, ya madurito (2007, con casi 8 años) le planta cara y supera a muchos de la última añada (2014) a los que ya les gustaría presentarse en la mesa con tal frescura. El trabajo con las lías le confiere untuosidad, suavidad y persistencia aromática, que hacen que este vino se mantenga con muchas caudalías y buen recuerdo. Y no te cansa, vuelves al trago y lo saboreas y vuelve a regalarte aspectos que te habías pasado por alto, algo de bollería también aparece en el camino y los hidrocarburos, tan típicos de su parienta la Riesling y que este Albariño bien construido también tiene. Equilibrio y elegancia.

Vino color amarillo pajizo con ribete dorado, limpio, brillante y lágrima fina.
En nariz con buena intensidad, nada más descorchar, jardín de flores blancas y amarillas, para evolucionar hacia una ralladura de piel de cítricos y una evolución final de fruta madura tropical, expresivo y bien definido.
El paso por boca, suave, fresco, vivo, cuerpo medio, largo recorrido, floral y afrutado, buena acidez, equilibrado, mineral con rastros cítricos y final persistente con toque salino.
Retronasal, afrutada.
Postgusto, largo y bueno.

Demasiado potente para mi gusto, falta de elegancia, quizás sea demasiado pronto, no sé...

Para mi , estos vinos siempre estarán marcados por el fabuloso 2004. No consigo igualarlo, 2006 y también 2007. Es pronto , lo sé, pero es un vino de ya 7 años. Es un buen vino, de intensidad media, que necesita abrirse, pero con una complejidad sublime, recordando finas flores, pétalos, azahar, manzana asada, finisismos toques tostados, buena integración. Su boca es equilibrada, es cremoso, paso limpio, estable, casi distinguido, pero sin llegar a impresionarme o deslumbrarme. Veremos más adelante