Local que considero entre los mejores de Valencia en arroces y que en la situación de demostrar a algunos visitantes de otras comunidades y sin embargo amigos, que hay buenos sitios de arroces dentro de la ciudad, contactamos con el local para hacer una cena especial: una cata de 3 arroces para 12 personas, como cena de clausura de un congreso.
Contactamos con ellos y ¡terrible! los martes noche cerrado. Algo bueno tiene la crisis y es que no hay que perder oportunidades, y tras describir de lo que se trataba, nos hacen el favor de abrir solo para nosotros. Al entrar nos encontramos mejor aún, ha venido el padre de Benisanó a hacerla. Triunfo seguro.
Al centro: croquetas clásicas de atún y de cocido: muy sabrosas, bien de fuego. Pimiento, berenjena en esgarraet clásico y correcto. Ajoarriero de garrofón muy original y muy bueno, en amplia ración.
Para compartir pero con servicio individualizado: saquito de acelga y pasta de morcilla. Uno de sus platos más representativos y siempre un acierto.
Las estrellas: 3 paellas de 4 raciones servidas en individual para probar todos de todo. Se pudo hasta repetir.
La primera de carrilleras de rape y garrofon: muy gustosa, original y buen punto de arroz. la segunda valenciana clásica de pollo, conejo y verduras locales que hubo que explicarlas a los foráneos, sabiendo que además muchas son de producción propia; muy buena de sabor aunque el arroz un poco más blando (cocido) de lo deseable para mí, aunque a todos gustó. La tercera, a mi petición y para que nadie se atreviera a salir con hambre: paella de puchero, con sus garbanzos, su longaniza y su morcilla, un prodigio de sabor y contundencia.
Aún nos atrevimos al combinado de postre dulce que también de elaboración e incluso con muchas materias primas propias: tarta de almendra, de requesón con mermelada, de chocolate, corona de coco, calabaza y alguna más que no me atreví.
Para beber, un vino local para que vena que también hay buenos vinos: Basssus pinot noir y para la paella de puchero un malbec: Séptima Gran Reserva; siempre servidos de forma continuada (también estábamos solos, pero pusieron dos personas para nosotros).
Los postres se acompañaron con Casta Diva y aún hubo tiempo para orujos, gin tonics y hasta agua.
Un disfrute en un ambiente de trato familiar y servicio personalizado que hizo que todos se llevaran una gran impresión del local, del arroz, del vino y de la hospitalidad de los dueños.
No pongo precio porque no sirve de referencia al ser tan especial, mucho más cuando hay varias referencias mías de días normales.
Pues es que el restaurante como ya he comentado alguna vez, es de los que tienen mucha dedicación a los vinos, y traen cosas poco frecuentes además de tener desde vinos con precio en carta de una sola cifra de euros (descorche aparte) a vinos de 3 cifras de euros con precios en mesa más baratos que comprar en internet.
Hubo que esperar a echar el arroz a que llegaras con el AVE.
Supongo que no merendastes en el tren, porque arrocito sí que comistes y eso que decías que era la primera vez que cenabas arroz.
Que venga el patriarca que haceros los arroces es una auténtico lujazo. Y vamos, que abran para vosotros un detallazo que sin duda les honra.
Enhorabuena por esa cena especial!!!
Pues la verdad es que fué un placer inesperado. Hasta fue mejor que que cerraran habitualmente porque vinieron padre e hijo (que ahora está en la playa). Un hombre campechano encantador.
Saludos
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