Restaurante en Lleida con un comedor en la planta baja y otro en la superior. Nos acomodaron en una amplia mesa perfectamente dispuesta en la planta superior. Toni dirige la sala y desde que llegas queda claro que vas a estar muy bien atendido y que vas a pasarlo bien.
Después de estar entretenidos con la carta, decidiendo que comer, Toni bandeja en ristre con el pescado del día, nos convence de que lo realmente interesante está en esa bandeja.
Compartimos unas anchoas de Santoña sobre pimientos cristal (excelente) y unos cardos con alcachofas confitadas y almejas finas (excelentes también). Como plato principal, un lomo de rape negro y carabinero con salsa americana (no lo probé, pero a tenor de las caras de quien lo comió, debió ser fantástico) y un lomo de lubina salvaje y texturas de vino (muy bueno).
Carta de vinos muy atractiva, optamos por un Lapola, muy bien servido y a excelente temperatura.
De postre unas fresas flambeadas a las 5 pimientas (excelente). Nos lo acompañaron con un Neige Ice-Cider, una muy buena "sidra de hielo" canadiense, muy buen maridaje con esas fresas.
Buen café y unas copas de orujo invitación del restaurante.
Excelente servicio y trato. A tener muy en cuenta en Lleida.