Molesto ruido

Aunque hace muchos años que conozco y visito el lugar, también hacia bastantes que no volvía, tal vez porque lo mejor que tiene es su terraza y o comedores privados y ahora no es temporada.
El local de la entrada es, aunque bonito por su tótem acristalado climatizador de vinos, muy ruidoso, excesivamente ruidoso, no consigue la separación formada por las botellas que la conversación de todas la mesas estén en la tuya, la reverberación es insoportable.
Lo cierto es que en esta ocasión fui atraído por una cata/maridaje de vinos dulces, alemanes, cordobeses, murcianos y valencianos, hubo voluntad por parte de Pedro en compartir su conocimiento con los que allí estábamos, pero también hubo exceso en la información genérica y general que sobre los caldos vertió, perdiendo en más de una ocasión el hilo conductor, que más de uno habría agradecido, pese a ello, he de decir que el maridaje fue acertado.
En esta ocasión, poco mas puedo añadir, pues recuerdo vagamente su cocina, excepto la gran oferta en montaditos que dispone, seguro que vuelvo, pero será cuando llegue el buen tiempo y la terraza invite a ello.
Saludos.
El precio no puedo fijarlo al tratarse de un evento.

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