Sabores, por fin...

Este fin de semana hemos hecho el descubrimiento del año!!!

Gracias a la recomendación de un buen amigo este fin de semana de fiesta local hemos visitado el Matarraña en Teruel y nos encontramos, por casualidad, con uno de los mejores restaurantes que hemos probado.

La carta en el exterior nos pareció sugerente, quizá un poco pretenciosa pensamos de entrada, por estar en un pueblo de unos 100 habitantes, pero nos decidimos a probar. Al entrar vimos que es pequeño, muy pequeño, y tuvimos suerte de que hubiera mesa libre, pues no teníamos reserva.

A todos aquellos que busquen un trato engolado y distante, como parece que está de moda últimamente, que se olviden. Jose, el propietario-camarero-sumiller-relaciones publicas puede ser cualquier cosa menos frío y distante. Para gustos, pero es agradable encontrar a alguien que, con sus defectos, ama y vive su trabajo de esa forma.

Y lo mejor de todo, con diferencia, el sabor de los platos. Detrás de una apariencia sencilla pero atractiva se esconden sabores que parecían olvidados.

El entrante de carpaccio de atún que pedimos para compartir se acompaña con un poco de aceite de oliva de la zona, un toque de pimienta y una bolita de helado de piquillos casero. Yodo, mar, huerta, un toque dulce... Un plato fresco, con el toque divertido de un helado sorprendente y con todo el sabor que debe tener un atún bien tratado.

Seguimos compartiendo un pulpo a la brasa de los de antología. Muy tierno, aunque la textura siempre se resiente un poco en su paso por la brasa, y acompañado con una salsa de almendra y pimentón con un toque picante comedido. Refresca el toque de un poquito de ensalada con toque cítrico.

Seguimos con unos raviolis de pasta wanton rellenos de rabo de toro con su salsa y una parmentier con un toque de jengibre que añadía un punto especial. Muy sabroso y agradable el conjunto final.

Como estábamos entregados, y en buena costumbre toman la comanda de los postres al final, nos decidimos por redondear la comida con dos postres de artesanía.

Un hojaldre relleno de melocotón en vino caramelizado con helado de yogur y una falsa torrija de pistacho con helado de vainilla. Perfecto fin de fiesta! Los helados caseros de antología, el melocotón en vino como los de antes pero con el toque especial que da el caramelizado al horno y la torrija diferente. Tan diferente y especial que casi repetimos...

Acompañamos la comida, por recomendación del camarero ya que cuentan con una amplia carta de vinos, con una garnacha DO Calatayud casi desconocida pero que seguro dará mucho que hablar: Samitier roble 2013. Goloso, amplio, contundente, sin apenas acidez y, al poco rato, amable pero sin acobardarse.

Relación calidad precio mas que ajustada a la calidad que ofrecen. Técnica y oficio en cada plato pero sin escamotear sabores, que últimamente nos hemos llevado algún chasco. Vajillería correcta y sin pretensiones. Buenas copas para vino. Ambiente muy agradable.

Resumiendo: tienen ustedes que ir, darán que hablar. Y esperemos que sigan así muchos años.

  • Samitier

    Samitier

  • Torrija de pistacho

    Torrija de pistacho

  • Melocotón en vino

    Melocotón en vino

  • Raviolis de rabo

    Raviolis de rabo

  • Pulpo a la brasa

    Pulpo a la brasa

  • Carpaccio de atún

    Carpaccio de atún

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