Casa do Alentejo. Hay mejores opciones

Habíamos leído las reseñas anteriores, una bastante buena y la otra sólo correcta, por lo que pensábamos prescindir de este restaurante. El caso es que un día acabamos algo tarde de recorrer la ciudad y acabamos pasando por la puerta de este curioso local, así que por aquello de más vale malo conocido que bueno por conocer, entramos a comer a Casa do Alentejo.

No redundaré más en el encanto especial que tiene el local, desde el patio comentado por Hambrebuena, un patio precioso que sirve de distribuidor a las diferentes zonas de esta Casa, la biblioteca y las diferentes estancias ya comentadas. El comedor es tal vez la pieza menos agradecida del conjunto, un comedor muy amplio donde debe dar miedo comer cuando esté lleno, pero como no era el caso nos relajamos.

La carta es sencilla, con los platos típicas que se encuentran en casi todos los restaurantes de Lisboa, así que nos decidimos a hacer una comida sencilla, sin pretensiones, pero buscando ese sabor casero de la auténtica cocina lusa... Pero nos equivocábamos... Pedimos una ensalada de la casa y una selección de fiambres de la zona de Alentejo y jamón... La ensalada infame y los fiambres de cualquier supermercado de poca monta... Hice fotos sólo para corroborar la calidad de los platos.
Pedí salmón, un poco ya hasta el cogote de tanto bacalao. El pescado seco, hecho en una plancha no muy limpia, la verdura (pimiento y berenjena) aceitosa y un puré de patata que ni me atreví a tocar. Si fuera un plato de menú de 8€ no tendría demasiada queja, pero a 12€ el plato de salmón maltratado tengo todo el derecho a quejarme. Otro de los platos que probé, una carne de ternera que volvió a salir seca, con una guarnición de espinacas, ahora con mucha agua, y el mismo puré que no osamos probar.
El servicio es rudo, con lanzamiento de platos sobre la mesa sin ningún cuidado y más preocupado por servir rápido que bien.
Visto lo visto, no tomamos ni postre ni café.
Carta de vinos portugueses con un número de referencias correcto, copas a mejorar y servicio limitado a descorchar y dejar la botella encima de la mesa.

La sensación es de estar une bar con menú de mediodía modesto, el problema es que al final acabas pagando unos 20€ por cabeza, que es el precio medio de los restaurantes de Lisboa con vino, por lo que existen otras muchas opciones en la ciudad. En todo caso merece la pena darse una vuelta por el edificio y tomar un café en la planta baja, que por 0,60€ sales encantado de la visita.

Recomendado por 3 usuarios
  1. #1

    kopicki

    Uff. Dani, no hay nada como ver las fotos. Lo dicen todo. Cuando sales fuera es complicado acertar siempre. Ya contaré de Bolonia.

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