De moda, buena comida pero carete

He estado últimamente dos veces en este restaurante, y en ambas ocasiones me he ido con la misma impresión, es un restaurante que se come bien pero el precio está bastante subido.

Estuvimos ayer domingo 26 de diciembre comiendo, dos personas: una ración de fabes al almejas, (30 euros), buenas, pero vienen tres almejas, no cuatro, tres. Otra ración de verdinas con faisán, (34 euros), lo mejor de la comida, buenísimas.

De segundos una ración de cachopo de solomillo, son cuatro trozos cortados, muy tiernos, cantidad justita (29 euros) y una ración de solomillo de buey con trufa negra, justita la ración también (37 euros), muy rica la carne. Pusieron dos cuencos de patatas fritas, podían ser de cualquier cadena de hamburguesas de batalla, lo peor de la comida, en platos de treinta euros no tienen sentido alguno poner esta guarnición.

Bebimos una cerveza y un vino blanco, a cuatro euros la cerveza y a seis el vino, y una botella de Viña Pedrosa crianza (37 euros). Postre no tomamos, la otra vez probé una tarta de queso que estaba bastante bien. La otra visita tomamos gin tonic, que cobraban a 15 euros cada uno. 

El servicio depende de quien te toque, a nosotros nos atendió un chico joven muy despistado. La mesa para dos muy muy justa, estuvimos haciendo malabarismos con los platos y copas. En la anterior visita fue aún peor, éramos ocho y nos colocaron en una mesa que tenía seis sillas... tras 10 minutos de pie en uno de los salones, nos llevaron a otra mesa exactamente igual donde nos 'apiñaron' a los ocho, si hubiera querido hacer piececitos con cualquiera de los otros 7 habría sido facilísimo. 

En general la comida está bastante buena, es un restaurante que está en una zona noble de Madrid y ha estado (o está aún) de moda, pero por 100 euros por cabeza hay unas cuantas opciones más interesantes, lo recomiendo para comer alguno de los guisos con algún vino que no esté multiplicado por tres el precio.