Domingo y cuatro personas nos lanzamos unos a conocer y otros a recordar lugares, de la zona interior de la provincia de Girona, sobre algo más de las 14 horas nos proponemos el buscar el lugar donde comer y consultando la guía roja, vemos este lugar en Olot (mejor dicho a unos 2 km de la ciudad) que se comenta como lugar clásico y con una cocina de producto de la zona.
Reserva telefónica y sobre las 15 horas, somos acomodados en un comedor interior, de los varios que dispone, en una mesa de buen tamaño, con una mantelería de muy buen nivel y la vajilla y copas sin quedarse atrás.
La mesa estaba relativamente cercana a sus vecinas, pero a pesar de estar lleno el comedor, el ambiente no resulta nada ruidoso y como por lo apreciado, en la zona hay el hábito de comer relativamente pronto, más de la mitad de la comida hemos permanecido en el comedor prácticamente solos.
Habíamos acudido a comer cocina de la zona y a ellos no pusimos:
A compartir:
Patatas a Deu, especialidad de la casa, que son láminas de patatas rellenas de carne y rebozadas, por lo visto las tienen comercializadas.
Colmenilla rellenas.
Calcots en tipo tempura con una salsa romesco.
Las patatas curiosas, los calcots de esta forma no tan típica gustaron y las colmenillas nos entusiasmaron.
De platos, de nuevo a lo que íbamos:
Butifarra con mongetes.
Carbonada volcánica.
Pollo de corral con cigalas.
Paletilla de cabrito a baja temperatura.
Todo a muy buen nivel, salvo la carbonara que levanto el que menos elogios, los otros tres platos de notable para arriba.
Como es de esperar también pedimos pan con tomate.
Compartimos dos postres:
Crema catalana (como no)
Aiguamolls" de la Deu (Postre Vayreda) (manzana a baja temperatura, cremoso de chocolate con desconcertantes toques visuales)
La crema de las de sabor de toda la vida y el Vayreda, con una gran presentación y muy agradable en la boca.
En cuanto al vino, una carta bien presentada, con varias opciones y a unos buenos precios., tomamos en un principio El Equilibrista y posteriormente Puntiaport CS 2011.
El servicio del vino llevado a cabo por Adrià(al igual que la comida) con una gran profesionalidad, simpatía y sabiendo de ello, sin alardear.
Los cafés los tomamos en una terraza exterior con un entorno casi inmejorable.
Todo lo comentado, más tres cañas en un principio, para quitar el reseco del viaje, mas aguas, ascendió la cuenta a 156 euros, por tanto a 39 euros.
Comentario:
Comido lo comido, el entorno y el servicio nos pareció un muy buen precio.
Es de justica volver e destacar el servicio de la sala y reseñar que los servicios (baños) son de lo mejor en diseño, amplitud y limpieza de lo visto en los últimos tiempos.
Si vuelvo por la zona, no dudare en volver a este local.