Este local tiene zona de pub pero también de restorán, y su oferta eno-gastronómica es de más calidad que la media.

Está situado a unso 15 minutos andando del centro de la ciudad, lo que lo aleja del abundante turismo.

Cenamos un sábado por la noche y lo hicimos muy bien, con una profesional atención por parte del personal, en una mesa espaciosa -íbamos 6- y muy amplio espacio entre mesas. Salvamanteles de bastante calidad, servilletas de papel,al menos bastante gruesas, y resto de menaje correcto.

Como anécdota, la pinta que yo bebí era de Cruzcampo, tenían allí un grifo. 

Compartimos unos entrantes sugerentes, en forma de surtido de jamón, palitos de queso, pan de pita y similares, para untar en una salsa de yogur; y el clásico ya pan de ajo con queso. Todo me gustó.

Como plato principal yo elegí una pierna de cordero cocinada a baja temperatura, muy bien condimentada y con guarnición de puré de patata y zanahorias. Otras opciones más vetarianas fueron la clásica Ensalada César y otra de Gambas y Aguacate.

Un par de raciones de tarta de chocolate pusieron el punto dulce.

La carta de vinos cumple y los precios no son escandalosos (la copa de 250 m de Pinot Grigio 10.50€, la botella de Burdeos Tinto que tomamos 42), contando que es Inglaterra claro. Con todo incluido -vinos y cervezas de antes de la comida, 1 botella de vino durante completada con 4 copas más de 1 Malbec- salimos a 56€ por cabeza.

Pasamos una muy buena velada, bien atendidos, bebimos y comimos a satisfacción. Fue una buena despedida de Inglaterra, que compensó bastante alguna que otra decepción.