En una pedanía de Valencia casi a orillas del mar está Castellar y en una de sus calles se ubica este local cuyo nombre puede llevar a confusión porque es un nombre sin @copywriter muy usado en diferentes poblaciones de la comunidad y de fuera.

No hay terraza en la acera porque ni tan siquiera se puede aparcar (no es fácil) con entrada tipo tubo aunque más ancho de lo habitual y un stop a la entrada para que te localicen mesa porque está lleno desde que abren hasta las 11 pues se ha convertido en referencia en la población local trabajadora o no. A la derecha una larga barra de trabajo (y alguno que come de pie) hasta casi la cocina dejando un pasillo para unas mesas alineadas en dos filas de tamaños variables, de madera con sillas aceptables en comodidad. ¡¡Imprescindible reservar!!.

Cuando vas a sentarte pasas por el final de la barra donde están las bandejas con las diferentes opciones de almuerzo, que no son muchas pero con buena pinta. El servicio no lleva sonrisa Disney pero es trabajador y efectivo para dar abasto a la avalancha diaria; luego se relaja y mejora en amabilidad pero es muy eficiente.

Dos para el almuerzo y no resistimos la opción de berenjenas rebozadas y fritas que acaban de sacar, así que condiciona nuestros bocadillos; el tamaño es fácil media barra o entera (pan de cuarto) así que nos quedamos en media. El gasto no cambia de la clásica gaseosa y vino, unos buenos cacahuetes con corteza y unas buenas aceitunas partidas más alguna guindilla moderada que mejoran lo habitual.

El pan es ancho lo que facilita el buen llenado que se cumple; pan con buena cocción, miga ajustada y corteza crujiente lpo dejan por encima de la media de estos locales. ¿Su contenido?, pues:

. bocadillo de alcachofas plancha y pechuga de pollo: la carne laminada, frita en buen punto; las alcachofas en finas láminas con algún exceso de dureza (no peladas suficiente) pero buenas; un  poco del aceite de fritura de la carne mejora la jugosidad. Cumplió bien.

. embutido con habas tiernas: buena calidad del embutido (morcilla y chorizo) bien distribuido y bien relleno de unas habas buenas con cebolla pochada y algo de jamón, pero que debían llevar tiempo hechas y que un golpe de calor de microondas las mejoraría.

Para picar: plato de berenjenas rebozadas y fritas: sin duda acertamos: tersas, crujientes, nada aceitosas. Para repetir.

Para rematar carajillo de Baileys y cremaet al uso, muy caliente y hecho correctamente. Fuimos por su famosa sanc & seba (sangre con cebolla) pero no hubo suerte aunque no nos arrepentimos y volveríamos si nos aseguran que hay lo que no encontramos hoy.