Tras la construcción del Paseo Marítimo y la normalización arquitectónica de los locales de restauración han quedado espacios con amplio comedor interior y con una buena terraza para disfrutar del sol y vistas del Mediterráneo. Éste es uno de esos locales, y como los demás, se caracteriza por una cocina fácil con base en las tapas clásicas y arroces, aunque también hay carnes y pescados del día, y no renuncia a otras opciones como desayunos, almuerzos y tardeo, más (supongo) cenas en épocas de buen tiempo, aunque ahora cierra a las 20.00 horas.

Hoy hace un día soleado con más de 20º en pleno invierno, así que venimos a disfrutarlo junto al mar y a tapear; renunciando a la opción de menú del día, consistente en una tapa y un arroz, que es lo que llena las mesas de nuestros vecinos, la mayoría de esos que hablan raro y comen pronto.

En la terraza las mesas, algo estrechas, son las propias de una marca cervecera para exteriores y las sillas más de lo mismo; la vajilla y cubiertos casi básicos. El servicio, uniformado, joven y bastante efectivo siendo la salida de platos de cocina buena aunque trajeron todo de golpe, pero lo cierto es que preguntaron previamente.

Tiene una carta de comidas variada, así como una carta de vinos con suficientes referencias, casi todas en un estrecho margen de precios. Para beber pedimos tinto de verano (es más verano que invierno) y un buen doble de barril, pedido como tostada, pero vino sin ser tostada; buena copa. Bajo petición, un buen panecillo con una tarrina de alioli, demasiado industrial, que no se cobró como extra.

Lo comido:

. ensalada del día Ripoll: un buen plato con tomate, mezclum (variedad de hojas verdes), huevo duro, espárrago, palmito, maíz, cebolla morada, atún y salsa mostaza antigua, que resultó una ensalada muy completa. Bien y amplia ración para dos.

. tellinas: buena ración para los dos, pequeñas pero llenas, con un poco (poco y mal repartido) de aliño de aceite y perejil; salieron algo frías. Notable.

. fritura de la lonja: en el día de hoy con calamares rebozados menos tersos de lo deseado, algo que afortunadamente no ocurrió con unos buenos y abundantes boquerones fritos, puntilla de tamaño medio y muy bien frita, gambitas correctas con dos gambas rojas de tamaño medio muy buenas y en su escaso punto de plancha quedando muy jugosas; la ración fue más que amplia para los dos. Notable alto.

. tarta de manzana: caliente (algo derretida) correcta de textura y sabor; se acompaña de una buena bola helado de vainilla mejorable de sabor.

. tarta Sacher: no parece casera pero cumple en esponjosidad con una cubierta de chocolate duro algo decorada y capa mínima de mermelada.

La cocina en general (desconozco la parte fundamental de arroces) trata bien un producto más que correcto. La terraza estaba casi llena y casi nadie en el interior. Uno más en una zona que siempre merece la visita.

No hubo cafés porque el sol ya estaba bajando demasiado y el cambio de temperatura ya no aconsejaba más estancia.