Sin cambios en el local aunque se me olvidó comentar que hay una terraza interior con unas pocas mesas además de las comentadas. Somos 3 para almorzar y nos situamos a la misma altura que la otra vez aunque no somos los mismos disfrutadores. Los precios han subido 1€ en todas las categorías.
Mantiene la calidad del pan y el servicio, personas de servicio en sala ahora diferentes pero que cumplen como los anteriores. El ritmo de salida no es rápido (somos poco los más madrugadores, aunque luego se fue llenando) pero el bocadillo llega recién preparado y el pan ligeramente tostado lo que aumenta su buena textura.
Para beber un tinto de verano y un par de cervezas. Bocadillos elegidos:
. La Puebla: guiso de rabo de toro al chocolate con patatitas salsa de mostaza vieja y manchego fundido. Muy bueno aunque el relleno estaba más por las patatas que por la carne.
. La Cañada Poble: patatitas a lo pobre chipirones encebollados en su propio jugo, cama de patatas crujientes y sus motitas de mayo al cebollino. Referido como muy bueno.
. Silla: figatell hecho en casa, parmentier de patata y piquillo, pimiento asado y huevo frito. Referido como muy bueno.
Unos buenos cremaets y una muy muy larga sobremesa (sin pegas de tiempo) nos hizo pasar la mañana.
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rabo de toro
chipirones
figatells
cremaet
local
Local en Ruzafa, zona superactiva en gastronomía, pero que en este caso proviene de un antiguo ultramarinos del mercado vecinal que aunque aún tiene un mostrador de venta a la entrada y que dispone de latas de calidad para servir desde la pequeña barra que encuentras a continuación. El resto del espacio es un auténtico tetris para conseguir dar silla (alta o baja) a unos pocos clientes; tan pocos que no admiten reservas por que se llena con la gente del día para dentro y para las 2-3 mesas del exterior sobre la acera.
La decoración es bonita, las mesas muy ajustadas (como los bistros de París o más) con sillas cómodas, sin mantel. El servicio joven, amable y bien preparado; la velocidad de servicio no destaca teniendo en cuenta las pocas mesas.
Tiene una carta corta para el esmorzar y aunque no es el concepto de todo incluido del "esmorzar popular", si que mantiene la esencia de las cacaos fritos (mejor de la media) y las aceitunas y el vino con gaseosa pero servido en copa y con pajita.
Del mismo modo los bocadillos (o al plato que es lo mismo) sin también fuera de lo común con un toque creativo y personal que han aportado Sergio y Clara (¿o es Clarisa?); lo de chata (y chato) no va por ellos, va por la abuela y por el abuelo de cada uno. El pan, bocadillo entero similar a media barra, es de una calidad muy destacable y con un leve paso por plancha que lo calienta y aumenta su textura crujiente más un buen relleno acaba dejando uno bocadillo sobresaliente.
Tomamos:
. Hilario: tortilla de patatas con longanizas de Onteniente y una buena cama de alioli. Referido como bueno en su conjunto.
. Bernarda: patatas a lo pobre, ajetes, huevo frito y jamón a la plancha: muy buena presencia aunque refieren que el jamón se pasó demasiado tiempo en la plancha.
. La Cañada Poble: chipirones encebollados en su tinta con patatas a lo pobre y salsa mery: muy original y colorido, perfectos los chipirones, buen punto de las patatas tirando a poco hechas y la mery complemente bien. Recomendable.
Rematamos con los cremaets correspondientes (con suplemento que ha subido a 0.80€) y que son cortos en ración por lo que repetimos los tres porque entramos en ese horario que ni pronto ni tarde y que nos permitió alargar la sobremesa.
almuerzos
gasto
chipirones
jamon y huevo
cremaet
carta
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