Nueva visita por la preciosa zona fronteriza entre Castellón y Teruel que en otoño está precioso además de ser temporada de caza, setas y de inicio de trufa. Casi ná.

Esta vez no es para almuerzo sino para comer temprano. Situado en el transversal comedor del fondo junto a otras mesas, casi todo de gente del lugar y algunas parejas (como nosotros cuatro) o familias que salimos -huimos- de la ciudad buscando más oxígeno y menos calor.

Para beber agua, vermut blanco y vino tinto de la casa que resultó ser un Borsao selección 2021, básico pero de lo mejor para su precio. Servicio de descorche y en copas de vino sencillas.

Para comer vimos la carta y como en el menú (19,50€) había mucho de lo que pediríamos de carta y su especialidad es el conejo, embutido y chuletas brasa pues nos quedamos en el menú especial fin de semana del que elegimos, tras un aperitivo doble por parte de la casa mientras esperábamos las brasas:

. aperitivo 1: torreznos: muy buenos, crujientes y carnosos. 

. aperitivo 2: croquetas de la casa: de jamón con más bechamel que jamón pero...nos las obsequiaron para recortar la espera que tampoco fue tanto.

. primeros: crema de espinacas con foie x 2: aspecto poco apetecible pero todo cambia cuando metes cuchara, sabrosa, fina, bien tamizada, elegante. Los otros nos decantamos por revuelto de morcilla y compota de manzana x 2: bien presentado, buena morcilla deshecha a modo de tartar con esporádicos cruces con pedazos de manzana ligeramente ácida.  Recomendable.

. principales: conejo a la brasa x 2: medio conejo entero a la brasa con unas patatas fritas y pimientos de Padrón fritos. Carne en perfecto punto, amplia ración. Recomendable. Los otros optamos por las chuletas a la brasa x 2: (suplemento 3,5€) ya que las recordaba muy bien y así fue de nuevo; 3 piezas de palo y otra de riñonada en perfecto punto de brasa manteniéndose la carne jugosa y con el hueso y la grasita bien tostada; la misma compañía que para el conejo. Muy bien.

. postre: unos tarta de calabaza y chocolate caliente: era tarta y no calabaza asada. Bien sin más. Otros nos fuimos a trufas de chocolate: caseras, básicas, correctas de sabor y con una chantilly prescindible pero hay que llenar plato.

Un remate de cafés buenos (se me olvidó lo del cremaet) que nos vamos de charla astronómica y luego a ver estrellas y planetas con telescopios profesionales para descubrir el cielo descontaminado de luz cuando se apaga todo el pueblo de Manzanera. Una pasada ver Saturno con sus anillos...

Típico bar / restaurante de carretera, antigua carretera, cerca de la autovía y a la entrada de la población con amplio espacio para aparcar, sala y barra amplia en el interior con un salón extra al fondo especial para grupos como el nuestro (17 excursionistas) que vamos llegando progresivamente e incorporándonos a mesa y mantel.

Mesas y sillas propias de estos locales así como vajilla y copas. Sobre la mesa unas buenas aceitunas, encurtidos y morro (aquí, en la zona, tonterías pocas). Para beber y con tanta gente hay un poco de todo: agua con y sin gas, cervezas, vino (Biante 2020) un coupage de garnacha y tempranillo de Campo de Borja, gaseosa...

La parte sólida y puesto que aquí lo fuerte son las brasas y carnes, pues bandejas al centro con longanizas, morcillas, chorizos, chuletas y panceta en compañía de patatas fritas y pimientos de Padrón. Lo que viene a ser una buena "torrá" en toda regla en cantidad de "hasta que sobre".

Unos cremaets mejorables, cafés con o sin "suplementos" finales dan por inagurada la parte gastronómica del fin de semana por el Maestrazgo.