Evolucionando.

Nueva visita a esta casa y nueva constatación del asentamiento y madurez de Oskar, chef y propietario de la casa.

En el aspecto bebercio, una de esas joyitas de vez en cuando te encuentras, aunque en este caso ha sido recomendación de Oskar, un Calzadilla Matelot, un garnacha blanca de la Alcarria conquense, producida en el Pago de Calzadilla en Huete (Cuenca), muy muy rico, no conocía esta referencia. Ha gustado y mucho.

- Puchero de lentejas, calabaza, miso y katsuobushi. Empezamos fuerte, suavidad en boca, la calabaza y el miso hacen su efecto, y el movimiento oscilante del bonito en seco, le aporta un plus de gracia al plato. Muy bueno.

- Tartar de atun con huevo y arroz. Una presentación ya conocida, mas que correcta.

- Takoyaki (bolas de patata rellenas de pulpo) Pues muy buenas, hacia mucho tiempo que no las probaba, y han gustado,

- Sushi variado. Dos tipos de sushi, uno mas clásico y otro imitando por confección y presentación a una serpiente, para ello, exteriormente, se sustituye el alga nori con un papel vegetal, comestible, que imita el color y aspecto de la serpiente.

- Usuzukuri de gilda. Base de boquerón macerado en soja, pasta de aceituna y sishimi. Original, buen sabor.

- Gyudon (wagyu guisado con soja y dashi sobre arroz). Brutal, me lo apunto para próximas visitas.

- Flan de queso y te verde y mochi de vainilla. Dos clásicos de la casa, que aportan frescura en el momento del cierre de la comanda.

Café con hielo y charla, como es habitual. Volveremos, hay evolución y muy positiva.

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