Cena de pareja celebrando aniversario con el MenúTasquería M. Vino por copas (una en cada plato). Todos los platos con buen nivel, y algunos muy muy buenos. En general, el menú está muy bien y no te quedas con hambre. Merece la pena el precio que se paga por este menú.
La persona que nos atendió, muy amable y siempre con una sonrisa. Tiempo adecuado entre cada plato, y ritmo constante a lo largo de todo el menú.
Y ya. Todo lo demás entre mal y muy mal. Especialmente tres cuestiones que son más propias de un bar normal y corriente que de un restaurante con estrella:
1) Si las mesas fueran un poco más amplias y las sillas un poco más cómodas, no estaría mal.
2) El servicio del vino: mal. En varios momentos tuve la copa vacía. Nadie me preguntó si quería más vino, nadie me asesoró en cuanto al posible maridaje que podía tener cada plato. Lo siento por la chica que es la sumiller, pero por lo que vi su labor no es solo esa sino también la de servir platos a las mesas, y así no es plan. En otros restaurantes de este nivel hay una persona dedicada exclusivamente al vino que al menos asesora posibles maridajes a lo largo del menú.
3) En la zona en la que estábamos sentados había otra pareja en una mesa cercana y una mesa con séis hombres que desde que se sentaron empezaron a hablarse a voces entre ellos (como si estuvieran en el salón de su casa en una cena de Navidad), lo cuál imposibilitó que pudiera haber comunicación entre mi pareja y yo, al igual que sucedió con la mesa de la otra pareja. El chico que nos servía los platos no era capaz de hacerse entender porque no le podíamos escuchar con tanto griterío. No comprendo porqué la gente habla a voces (falta de educación, supongo), pero no comprendo más aun el concepto de distribución de mesas. ¿En un restaurante de estrella Michelín se juntan mesas de dos personas con mesas de séis? Ay, ay...
Lo que pretendió ser una velada agradable acabó en "nos comemos el postre rápido y nos vamos que vamos a acabar con dolor de cabeza". Las estrellas no solo suponen que la comida esté buena, sino también y más bien que sea un lugar para disfrutar de una experiencia gastronómica, con todo lo que eso supone.