Para visitar sin dudarlo

Realizado el habitual paseo por Venecia, y tras haber penitenciado en un auténtico antro gastronómico a la hora de comer, me dirijo, con ilusiones renovadas, al restaurante ahora comentado, el cual -este sí- elegí y reservé vía mail, recibiendo la correspondiente respuesta de modo ciertamente rápido, advirtiéndoseme en el mismo que la reserva se perdería si llegaba tarde 15 minutos y no había avisado previamente del posible “ritardo”, lo cual pronto comprendí, pues el restaurante estaba lleno. Circunstancia ésta que pasa de inmediato a explicar.

Situación y Entorno: Un tanto apartado del epicentro de la ciudad -Piazza S. Marcos-, pero lo suficientemente cerca del mismo para dar un agradable paseo de 20 minutos a fin de hacer hambre y olvidarse del flujo turístico de la ciudad. No es difícil de encontrar: una vez alcanzado el bonito ponte dell’academia, es todo recto y -lo que es más importante- sin cruzar más que un pequeño puente, lo que en Venecia resulta, ciertamente, poco habitual

El entorno exterior es muy bonito e interesante, porque existen unas pérgolas blancas bajo las que se ubican unas 10 mesas para 40 personas. Un doble dato importante a este respecto: 1) No es lo que pinta la página web del restaurante, algo menos y sin llegar a esa maravilla que es la terraza del Algiubagò. 2) Si se opta por la terraza -mejor ya para el año que viene- la vista es excepcional: el canal de la Giudecca para tí entero, con una perspectiva del puerto turístico con los consabidos barcos paquebote propios de los cruceros mediterráneos.

En cuanto al interior, pues a mi me gustó bastante. Recogido, acogedor. Muy agradable. Tiene un doble espacio: Me pareció entender que la parte interior es una terraza de verano, pero no lo puedo confirmar con toda seguridad; de ahí que sólo comento el espacio en el que estuve acomodado: con capacidad para unas 30 pax, la separación entre mesas es bastante buena. Sin ruidos. Ambiente cálido (con paredes de ladrillo rojo), un toque moderno, pero nada de “fashionismo”. Una elegancia discreta, coqueto. Además cuenta con la barra, lo que le da una cierta informalidad al lugar.

Mesas redondas de tamaño normal con una sillas muy, muy cómodas. Mantelería muy buena. Buena vajilla (parecía nueva), blanca de diseño. Buena cubertería y buenas copas. La limpieza salta a la vista, lo que siempre es de agradecer.

Servicio y servicio del vino

Los dos muy buenos. Los camareros -de riguroso negro- muy profesionales. Amables con el clientes, muy atentos. Te aconsejan, te explican los platos. No hay grandes esperas en el servicio. Te acomodan y, de inmediato, la carta y los vinos. En su conjunto, muy profesional. A lo que se une, por lo que pude ver, un excelente dominio del inglés.

A ello se une lo más característico del lugar: su propietario. De él existe alguna foto en la página web del restaurante, destilando un cierto aroma bohemio, melancólico. Pero en la realidad es un auténtica caña. Vestido de lino terroso y clavado a Franco Battiato (ya saben los de mi generación.. el que buscaba el “centro di gravità permanente”), pero con unas zapatillas converse de baloncesto años 60 y de color rojo, haciendo juego con sus gafas de pasta de idéntico color. Pero lo importante; un profesional, un tío que sabe lo que a los clientes les gusta: buen servicio y buena atención, que la da, sin duda, interesándose por cómo ha ido todo.

La carta de vinos es aceptable. Sobre unos 60 vinos, sin nombres distinguidos (salvo alguna pequeña excepción). Hay vinos por copas, lo cual resulta interesante si la comida es variada o si no se quiere beber mucho (entre 6 y 15 euros/copa). El camarero -en su línea de buena atención- te da su opinión, convenciéndome para que tomara, en primer lugar, una copa de vino blanco esloveno de cuyo nombre no puedo acordarme (disculpas, D. Miguel, por el plagio); y, de segundo, un vino veronés llamado Corvina. El primero (8 eur.) rico (mineralidad, flores blancas, cítrico). El segundo (9 eur.), sabroso pero un tanto poderoso, quizá por ser reciente (del 10), si bien se “acomodó” adecuadamente al alimento de cierre de cena que pedí.

Comida: Carta variada adaptada a las exigencias del mercado. Como es habitual en mis cenas, no quería comer mucho, pero se ve claramente en la carta -y en lo que vi a mi alrededor- que aquí hay algo más que pescados, pastas y similares, sin más.. o creaciones con nombres rimbombantes y poco fondo. Unas 15/20 posibles opciones, con predominancia de los antipasti venecianos (sardinas en saor, vieiras, gambas …) y buen género de mercado en materia de pescado. Lo sé porque comprobé que si pides un pescado con una determinada preparación, te lo sacan para tu elección. De hecho, los de la mesa de detrás se comieron un pedazo de lubina a la sal pero muy a considerar.

Por mi parte, opté también por una lubina con un preparación algo mas “trabajada”. Al vapor con una mousse de berenjena y calabaza que asemejaba una especie de capa. Acompañado de pequeños calabacines, remolacha y patata hervida, tenía ante mi un plato muy bien presentado con un excelente colorido. Casi daba un tanto de pena comerlo. Sabroso de sabor y muy bien cocinado.

Y hete aquí que cuando finalizaba la lubina, y pedía mi segundo vino, hubo una pequeña revelación que me invitó a seguir en la comanda: el surtido de quesos que le pusieron a un comensal de la mesa de mi izquierda. La ración era grande (18 euros), y no quería tanto. Como el dueño se acercó a decirme que cómo estaba la lubina, aproveché su interés para suscitarle el tema de la medía ración (10 euros), a lo que se avino sin problema alguno.

Tres tipos de queso, con diversas curaciones: 6 meses, 1 año y 2 años. Presentados en un bonito plato alargado acompañado de una selección de confituras excelente: naranja amarga, pomelo rosa, pimiento amarillo y, sin duda la mejor de todas, de cebolla roja. Casando con el vino rosso a la perfección.

Y un adicional: los panes. Presentados en un plato largo idéntico al de los quesos. 2 tipos de grissinis caseros (y ricos) y 4 tipos más de pan de tamaño pequeño (alguno de ellos, menos bueno).

Todo por un total de 52 euros.

En definitiva, un sitio para, en mi opinión, ir y dejarse llevar.. dejarse aconsejar y, sobre todo, relajarse del tran-tran que supone un día en Venecia. Un sitio al que sin duda voy a llevar a mi mujer cuando vuelva a venir a Venecia con quien suscribe.

Y esto último, se lo aseguro, son ya palabras mayores .

  1. #1

    Hambrebuena

    Y ojito que me entere yo que no la llevas, eh? Pero mi arrrmaaa, que estabas solico?? Ah! Por eso lo de estirar el ojo a ver lo que comen los de la mesa de al lado, jajaja!!

    Muy buen comentario, como siempre. Enhorabuena también por el disfrute!

    Saludos!!

  2. #2

    Joaquin1965

    en respuesta a Hambrebuena
    Ver mensaje de Hambrebuena

    Sí mujer.. que sí.. Que es de "morrico" fino y yo soy muy buena persona.

    Y sí también, más solo que la una.. hasta que me engancharon al día siguiente mis colegas italianos en un par de reuniones maratonianas que me hicieron añorar, en algunos momentos, esa soledad, esa paz :-)

    Ah, y lo de echar el ojo lo hago también con la jefa, lo que alguna vez comporta un pequeño rebote..

    Gracias a tí por tu felicitación. Espero seguir haciéndome acreedor de la misma en los siguientes comentarios (que el siguiente -también de Venecia- tiene tela).

    Lo mismo para tí!!

  3. #3

    G-M.

    "Guía abreviada de la gastronomía veneciana" por Joaquín1965

    Te vas a dejar alguno???

    Jajaja

  4. #4

    Joaquin1965

    en respuesta a G-M.
    Ver mensaje de G-M.

    NO!!.. Pues me queda añito y medio de "visitas".. a razón de una por mes, mes y medio. Subo esta noche otro, que ya verás!!.

    Abrazo

  5. #5

    Hambrebuena

    en respuesta a Joaquin1965
    Ver mensaje de Joaquin1965

    Ah bueno, entonces vaaaale. Ya nos contareis vuestra experiencia juntos.

    A mí también me gusta estirar el ojillo a las mesas y a los platos que pasan... Cómo somos!! Jajaja!

  6. #7

    Nacho_G.F.

    Gran comentario sí señor. Los del restaurante te tendrían que invitar el próximo día pues un montón de foreros, cuando vayamos a Venecia, nos dejaremos caer por allí...seguro.

  7. #8

    Joaquin1965

    en respuesta a Nacho_G.F.
    Ver mensaje de Nacho_G.F.

    Muchas gracias..!! Y no se deje Usted estos otros dos. Algiubagiò y la Osteria de Santa Marina (los dos comentados aquí, el último hace muy poco). Con esos tres uno empieza a pensar que Venecia es algo más que belleza, belleza y belleza (y gondolieres).

    Un saludo!

  8. #9

    Joaquin1965

    en respuesta a Hambrebuena
    Ver mensaje de Hambrebuena

    Si, je,je.. Es que cuando estás con unas cosas buenas y ves pasar otras mejores .. y dices, cachis!!..

    Pues ya verás si le echas un ojo al comentario de mi último Veneciano de este viaje (Osteria di Santa marina), porque fui dos veces y una de ellas comí en la mesa con 5 pax más, con lo cual os cuento toda la carta íntegra .. se me iban los ojos!!. Jo, que buena calidad también en este último.

    Entre esto y los vinos.. estoy en un sinvivir!

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