Tengo para mí, maestro joan, que una comida (o cena) exige para su disfrute tres cosas: 1) los alimentos, 2) la bebida y 3) la compañia.
Decir que de las tres mencionadas la compañia es la esencial resulta innecesario. Contigo y con MC me iría a cualquier lugar donde un buen posadero nos atendiera (incluido Montpellier, te aviso).
El placer fue, de verdad, totalmente nuestro. Por ello, nada hay que agradecer: entre las múltiples enseñanzas paternas que recibí se encuentra la de que aquellos que te visitan se sientan como en su casa. Simplemente cumplí, en la medida de mis posibilidades, mi función de guía-anfitrión.
Un gusto volver a recordar por que la palabra "charme" es propiedad exclusiva de los/las francesas (por origen o matrimonio).
Un fuerte abrazo para los dos.