Amarillo intenso y dorado, brillantísímo.
Nariz carente de defectos, expresiva y redonda, con una elegante frutosidad: fruta blanca, membrillo fresco y sensaciones tropicales, pero con dibujo propio, y de una simetría sorprendente.
En boca los años le han dado una finura excepcional que lo hace envolvente y "espirituoso" sin parecer nunca licoroso. Sensación grasa y glicérica con la consigue llenar toda la boca con gracia.
La presencia de fruta viene aglutinada con aires de mantequilla tostada, y se aligera para dar paso a sensaciones aromáticas de flores diversas (silvestres, blancas y violetas) y rasgos vegetales levemente anisados.
Muy buena persistencia que te llama desde el recuerdo minutos después de acabada la copa.
Ha llegado hasta aquí y parece que lo esté dando todo, pero la media botella que bebí en la cena se mostró más completa y bella que la recién descorchada del mediodía.

Amarillo oro con destellos alimonados y verdosos oscuros. Buena intensidad con presencia de frutas blancas maduras ( peras ) y sensaciones de hollejos maduros de uva verde en maceración. Tiene un buen corazón frutal maduro y despliega sensaciones de ramillete de flores blancas sobre aspectos amielados, hierbas finas y un toquecito final herbáceo. Buena riqueza olfativa y que la botella dotará de más complejidad - intensidad ( seguro ), con un final de nariz que recuerda a la lima muy madura. En boca es un vino expresivo, de paso untuoso pero con excelente acidez de fruta blanca en sazón y de ciertos rasgos herbáceos que dan contundencia y personalidad a la evolución. Posgusto de sensaciones glicéricas con rasgos melosos muy ricos y sabrosos que dan persistencia y buen punto de partida para una buena retronasal. Habiendo probado ese magnifico 99 se vislumbra una mejoría en botella para este 2001 durante los próximos 2-3 años como mínimo. Excelente estructura y personalidad. De los mejores albariños ( aunque con otra visión y concepto distinta a los vinos jóvenes ).

Dorado pálido. Nariz sutil, no explosiva, pero muy elegante, en la que abundan las notas de fruta tropical, cítricos, atisbos de la crianza en madera bien integrados y sin sobresalir, toques especiados y una neta mineralidad. En boca destaca una potente acidez que está perfectamente integrada y, lejos de molestar, le da gran viveza y persistencia. Un gran blanco. Muy rico.