Situado muy cerca del río Deva, en la frontera entre Cantabria y Asturias.
Dispone de dos locales, uno enfrente de otro, y una pequeña terraza. Decoración clásica. Ambiente tranquilo. Mantelería de tela. Buen menaje. Servicio atento y profesional. Carta compuesta principalmente por platos tradicionales, con preeminencia del marisco y el pescado. Carta de vinos bastante tradicional, con precios x2 aprox. Buenas copas.
Cena ligera para dos a base de platos para compartir:
- Ensalada de tomate (16,50 €) - Excelentes tomates con el aliño justo.
- 1/2 ración de albóndigas de merluza y gambas en salsa verde (9,50 €) - Muy buenas.
- Calamares en su tinta (31,50 €) - Plato generoso. Hasta las patatas fritas estaban estupendas.
De postre:
- Tocinillo de cielo con helado de corbatas de Unquera (6,50 €) - Delicioso dos en uno.
- Yogur natural (2,75 €) - Muy suave.
Para beber, una botella de agua (2,30 €) y una botella de Juvé & Camps Reserva de la familia 2018 (39,20 €) en su cubitera.
Servicio de un correcto pan, 1,70 € por persona.
Un restaurante de los de antes, con un servicio de los de antes, que no es poco.
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