Modernidad en un reserva riojano

La verdad es que el diseño rompedor de la botella incitaba a la curiosidad ¿sería un vino moderno? ¿un clásico moderno? ¿qué me quería decir?

Desde luego su color no era el de un vino de 6 años pero tampoco era el de uno de 2, tenía ese color rojo picota indefinido, que todavía mantiene tonalidades granatosas. Ese color que con tanta frecuencia encontramos últimamente.

En nariz, notas de humedad y frescura de fruta roja se escapan sin agitar, sin ni siquiera acercar la copa. Con más cercanía a afloran la fruta negra compotada, la canela y el almizcle. Con movimiento, lácteos, mantequilla y vainilla (leche merengada) espolvoreados con cacao en polvo. Con mayor oxigenación se ensamblan los aromas y aparecen unos elegantes cueros finos.

En boca es dual, fresco y cálido. Buena acidez envuelta en madera no muy pesada en forma de especias dulces (canela, vainilla) . Es amplio y carnoso, con un tanino protagonista pero amable. Sabores a caramelo duro y fruta roja

24 horas después se mantiene en plena forma deplegando quizás más calidez en forma de notas licorosas pero manteniendo una frescura balsámica de regaliz negro sobre fondo de canela.

Vino muy agradable de beber e interesante, que se disfruta al paladearlo y te divierte al analizarlo. Completo y redondo.

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